domingo, septiembre 27, 2009

F I L Í PI C A.

Invectiva, crítica muy dura, censura acre.

Filípicas, del griego philippikós, es el nombre de los inflamados discursos con que el orador ateniense Demóstenes denunció en el siglo IV a. de C. las ambiciones políticas de Filipo, rey de Macedonia, quien se había anexado varias ciudades griegas.

Posteriormente, en Roma, en el siglo I a. de C., la palabra fue retomada para designar los discursos del cónsul Marco Tulio Cicerón contra el general Marco Antonio y permaneció en latín como nombre común con el significado de "denuncia acre".

Sin embargo, en su Diccionario castellano, publicado a partir de 1765, Esteban de Terreros sólo admitía que este vocablo se aplicara a los discursos de Demóstenes, de Cicerón y de su contemporáneo Voltaire.

Cabe destacar que la historia recuerda las arengas de Cicerón contra su rival político, el aristócrata Lucio Sergio Catilina, como catilinarias.

El nombre Filipo significaba "aficionado a los caballos".

En español deberíamos decir Felipe, pero la tradición histórica ha preferido recordar como Filipo al rey de los macedonios, padre de Alejandro Magno.

(La Palabra del Día)

sábado, septiembre 19, 2009

P E R I P A T É T I C O.

Es el nombre de los seguidores de la filosofía de Aristóteles, quien fundó, en el Liceo de Atenas, la escuela peripatética en 335 a. de C.

El más célebre de los filósofos peripatéticos que lo sucedieron fue Estratón de Lampsaco.

La palabra proviene del verbo griego peripatein (pasear), que dio su nombre al peripatos, el lugar donde los filósofos de esta escuela daban sus clases mientras caminaban.

Este verbo griego estaba formado por el prefijo peri- (alrededor) y patein (caminar).

Este último vinculado al inglés path (camino), igual que el holandés pad y el farsi path.

En castellano esta palabra tiene también el sentido de "ridículo" o "extravagante", probablemente por cruce con patético, vocablo que, no obstante, tiene otro origen.

(La Palabra del Día)

miércoles, septiembre 09, 2009

C O E T Á N E O.

Palabra aplicada a las personas o cosas que tienen la misma edad o pertenecen a una misma época.

Es vocablo empleado ya desde los romanos, que la formaron con el prefijo co- (con) y aetas (edad).

En latín existía también el verbo coaetanare, que significaba "ser coetáneo", "tener la misma edad", "ser contemporáneo".

En castellano hay registros de esta palabra por lo menos desde el siglo XVIII, como en este trecho del Theatro crítico universal (1730), de Benito Jerónimo Feijoó:


"Sin embargo, a otros hace más fuerza la pureza del estilo, pareciéndoles que ha más de mil y quinientos años que no huvo autor que escribiesse tan bien el idioma latino, y assí están firmes en que el escritor de esta historia es coetáneo a alguno de los primeros césares".

(La Palabra del Día)

sábado, septiembre 05, 2009

G U T A P E R C H A.

La mayor parte de las palabras de nuestra lengua proviene del latín, del griego, del árabe, de las lenguas germánicas o de alguna otra lengua europea.

Sin embargo, en nuestro léxico abundan los vocablos provenientes de idiomas más remotos, como orangután, que hemos tomado del malayo.

Otro caso es el de gutapercha, nombre de una goma parecida al caucho, fabricada a partir de la resina extraída de árboles del género Palaquium, oriundos del sudeste asiático.

La gutapercha fue muy usada en la confección de prótesis dentarias, así como en revestimiento aislante de cables eléctricos, en telas impermeables y en pelotas de golf.

Su uso industrial declinó con el desarrollo de plásticos y resinas sintéticas.

La palabra proviene del malayo getah (caucho) y percha (árbol).

(La Palabra del Día)