domingo, febrero 21, 2010

Q U I L A T E.

La semilla del fruto del algarrobo era empleada por los antiguos griegos como unidad de medida para pesar joyas y piedras preciosas debido a la uniformidad de peso que le atribuían.

El algarrobo se llamaba en griego keration, por lo que esta palabra se empleaba también como unidad de peso de las gemas. Un keration equivalía al peso de una semilla.

Cuando los árabes adoptaron esa unidad de peso, su nombre se convirtió en quirat, que en español pasó más tarde a quilate.

Actualmente, quilate tiene dos denotaciones diferentes: el quilate de joyero y el de orfebre.

El primero es una unidad de masa equivalente a 1/140 de una onza, lo que representa unos dos décimos de gramo.

En cambio, el quilate de joyero, que expresa la cantidad de material precioso contenida en una aleación, equivale a 1/24 del total del material o, lo que es lo mismo, un 4,167%.

De esta forma, una pieza de veinticuatro quilates está constituida por oro puro, mientras que una de dieciocho quilates tiene una pureza de 75%.

Esta palabra tiene su equivalente en portugués como quilate; en inglés y francés, como carat; en italiano, como carato, y en alemán, Karat.

En nuestra lengua, quilate se emplea también, generalmente en plural, para aludir a la valía o a la importancia de alguna cualidad inmaterial, como en este texto del escritor mexicano Gilberto Chávez Jr.

«...sin atreverme yo a consumar el acto irremediable, cosa que, hasta cierto punto, salía sobrando y que, quizás, ponga en entredicho mis quilates de varón».

(La Palabra del Día)

sábado, febrero 13, 2010

P A S Q U Í N.

Homero nos cuenta que un guerrero temible como Patroclo, vestido con la armadura de Aquiles y empuñando su espada, parecía invencible.

Sin embargo, en la lucha de Patroclo contra Héctor, los dioses inclinaron su balanza a favor de este último: Apolo lo golpeó, y Héctor le dio muerte.

Mucho más de un milenio más tarde, en el siglo XVI, al echar los cimientos de un palacio en Roma, se descubrió cerca de la Piazza Navona un antiguo grupo escultórico que representaba a Menelao llevándose el cuerpo de Patroclo.

En esa época se puso de moda en la ciudad pegar libelos en el pedestal de aquella estatua, generalmente contra los papas y los cardenales.

La escultura estaba situada frente al taller de un sastre de nombre Pasquino, que era conocido por sus críticas en extremo mordaces contra las autoridades más encumbradas, incluso contra el Papa.

Es probable que el sastre Pasquino haya sido el iniciador de la costumbre al pegar allí sus escritos, que desde entonces tomaron su nombre.

Con el desarrollo de la prensa en la época contemporánea, la palabra italiana pasquinata, tomada del nombre de Pasquino, y que llegó al español como pasquín, pasó a designar a los diarios sensacionalistas y, en general, calumniadores.

(La Palabra del Día)

martes, febrero 02, 2010

L I L I P U T I E N S E.

Adjetivo que califica a una persona extremadamente pequeña, como los habitantes de Lilliput, el país creado por el escritor británico Jonathan Swift en su novela Viajes de Gulliver (1726).

El protagonista de la novela, el doctor Lemuel Gulliver, contaba que los habitantes de Liliput tenían quince centímetros de estatura y que en su isla, situada cerca de Tasmania, en Australia, toda la flora y la fauna tenían tamaño proporcional, equivalente a una doceava parte del que tendrían en nuestro mundo.

Toda la obra es una alegoría de la Inglaterra y la Francia del tiempo de Swift quien llama, por ejemplo high- heels (tacones altos) a los conservadores tories, y low- heels (tacones bajos) a los equivalentes liliputienses de los whigs, que luchaban por un papel más destacado del Parlamento británico.

La palabra liliputiense aparece registrada en español —sin la ll que el nombre de la isla tiene en inglés— desde la segunda mitad del siglo XIX, en obras de Emilia Pardo Bazán y de Ramón Gómez de la Serna.

(La Palabra del Día)