miércoles, julio 28, 2010

I N S E C T O.

Esta palabra proviene del latín insectus, del mismo significado, formada a partir del participio pasivo del verbo insecare 'hacer un corte o incisión', en alusión a las ceñiduras que marcan las partes que componen el cuerpo de estos animales.

El verbo secare dejó una vasta herencia en las lenguas romances con palabras como secante, la línea que corta un plano o el plano que corta un volumen; segar, cortar las mieses; bisectriz, la recta que corta un ángulo en dos partes iguales; disecar, cortar los tejidos de un cadáver; intersección, el punto donde se cortan dos rectas o la recta donde se cortan dos planos.

La idea de cortar también estaba presente en el nombre que los griegos daban a los insectos: éntomon, voz derivada de éntemnein 'cortar', que se refería a un ser dividido en pedazos.

En las lenguas modernas, éntomon dio lugar a entomología 'estudio de los insectos' y también a términos del lenguaje médico que se refieren a la idea de cortar, tales como lobotomía o traqueotomía.

(La Palabra del Día)

lunes, julio 12, 2010

P U L P O.

Desde un acuario de Alemania, un pulpo con supuestos poderes adivinatorios ha concitado la atención de la opinión pública mundial prediciendo resultados de partidos de fútbol, aunque el autor de estas líneas coincide con el escritor Eduardo Galeano en que probablemente "este pulpo sea un corrupto".

De todas maneras, tal vez valga la pena recordar que la palabra pulpo, que se registra en español por lo menos desde el siglo XIV, proviene del latín polypus, palabra formada a partir del griego polloi (muchos) y podes (pies), de modo que un ciempiés también podría haber sido un pulpo, o una araña, que tiene ocho patas, pero, bueno, eso no ocurrió.

Corominas supone que la o de polypus se convirtió en u por efecto de un fenómeno dialectal que se verifica en ciertas hablas del norte de España.

Cabe mencionar que la palabra latina le dio también al español la voz pólipo, que designa «un tumor pediculado, benigno, que se forma y crece en las mucosas y que, en ciertos casos puede evolucionar hacia la malignidad».

También hay un celenterado que lleva el nombre de pólipo y, finalmente, el diccionario afirma que a los pulpos también se les puede llamar pólipos, aunque esto último parece una ocurrencia que sólo puede estar en la colección de antigüedades del DRAE, un diccionario que debería ser de uso.

(La Palabra del Día)

sábado, julio 10, 2010

F Ú T B O L.

Se ha dicho que el fútbol reemplaza en el mundo moderno las rudas competencias de los caballeros medievales.
Este deporte, nacido en la Inglaterra del siglo XIX y rápidamente difundido en el mundo entero, tomó su nombre de las palabras inglesas foot 'pie' y ball 'pelota', dos vocablos cuyos orígenes pueden ser rastreados muy lejos.
En efecto, foot proviene de las raíces pod- y ped-, de las lenguas prehistóricas indoeuropeas, que también dieron lugar al vocablo griego pous 'pie', del cual proceden palabras como trípode, podio y antípoda. También vienen de esas raíces la voz sánscrita padas 'pie' y la lituana pedà 'paso', pero desde el punto de vista de nuestra lengua, su derivación más importante ha resultado el latín pedes 'pie', que dio lugar a incontables palabras castellanas, tales como pedicuro, peón, pedal, velocípedo.
Ball, por su parte, llega del griego ballein, que significaba arrojar .
La palabra fútbol fue rechazada inicialmente por los puristas, que la consideraban un anglicismo, por lo que intentaron imponer balompié, un calco semántico, en realidad, de la palabra inglesa.
Balompié apareció por primera vez en el Diccionario académico en 1927, con una definición en la que se evitaba cuidadosamente football:

Juego parecido al del balón, del cual se diferencia en que la pelota o balón se juega con el pie. Sin embargo, en sus últimas ediciones, el Diccionario remite directamente a fútbol, reconociéndola así como preferible.

(La Palabra del Día)