sábado, marzo 28, 2009

Crítica Literaria a Cállate viejo e' mierda


Cállate Viejo ´e mierda de Luis Seguel Vorpahl:
Otra mirada al norte grande.

Por
Daniel Rojas Pachas
Publicado en:
Cinosargo.


Dentro de los lanzamientos que Mago Editores realizara a fines del año pasado durante la feria del libro de Santiago, encontramos una novela publicada bajo la colección “Viaje al fin de la noche” llamada “Cállate viejo `e mierda” la cual fue escrita por Luis Seguel Vorpahl, narrador nacido en Pucón en el año 1955 pero afincado en Arica desde hace más de tres décadas.

La presencia y deuda del título con el norte grande, es ineludible; no sólo por tratarse del espacio vital del autor, sino porque este eligió la ciudad fronteriza como telón de fondo para estructurar la diégesis y discurso central de esta, su segunda obra de narrativa extensa.

De forma picaresca y socarrona Seguel Vorpahl equilibra la comicidad y el drama y nos relata las peripecias de un escritor nortino paradójicamente llamado Gracio Espejo, pues su porte físico poco agraciado ante el reflejo y la mirada del resto, personalidad agazapada, temerosa e inadecuada frente al mundo y sus cambios, hacen de él, un desgraciado misántropo que a temprana edad, asume voluntariamente el llamado de abstraerse del espacio que lo rodea.

A fin de superar las barreras físicas y metafísicas que lo anclan a su mundana existencia carente de sobresaltos y marcada a fuego por los valores y aprensiones de su madre; Espejo vuelca todos sus anhelos y obsesiones en el arte de crear mundos por medio de la palabra. Realidades ficticias que el lector puede conceptualizar rápidamente como representaciones exageradas y romantizadas de Arica y el esplendor que la ciudad gozara a principios del siglo XX producto del comercio, el vertiginoso crecimiento y urbanización que iba de la mano con el turismo.

Este fenómeno, halla su punto más álgido en la arquitectura del tan recordado Hotel Pacífico, la anecdótica visita de figuras como Charles Aznavour, cantante y actor francés que pasara por la ciudad con el fin de rodar un film, y desde luego, hitos de sobra conocidos como el mundial del 62.

Esta visión hiperbolizada y nostálgica del mundo sumado a los personajes que forman parte de las fantasías escriturales de Espejo, gangsters gordos de origen italiano, policías de quijadas prominentes y una femme fatale de tentador nombre con sonsonete gálico y silueta que desquicia, van construyendo a vista y paciencia del lector una trama que discurre por la abúlica y frágil consciencia del protagonista, sus fracasadas relaciones amorosas con atribuladas mujeres, su patética vida laboral y sus tragedias personales que contrastan con la meta-historia que Seguel Vorpahl construye y que corresponde a la ficción dentro de la ficción, o sea, la obra narrativa de Espejo.

La operación del escritor nos revela entonces, una caja china o muñeca rusa, que hilvana a la par de la trama principal, un subordinado segundo nivel de narración propio de serie negra con matices de novela rosa. La protagonista de esta metadiégesis o meta-historia es Lía, una mujer cuyo único talento es una desbordante belleza y la forma en que manipula sus atributos físicos para satisfacer sus pasiones y ego, sin importar las consecuencias que sus deslices provoquen a su alrededor.

Lo notable del juego y el talento del autor, está en la forma en que mantiene esta dicotomía, verdad-fantasía, haciéndola verosímil para el receptor, pues los hechos se suceden de modo paralelo y se afectan entre sí. La metanarratividad como estrategia textual no es algo nuevo, basta con remontarnos a Las mil y una noches o al mismo Cervantes y así podemos seguir sumando hasta nuestros días, lo destacable del texto de Seguel Vorpahl sin embargo, estriba en cómo se logran comunicar estas dos dimensiones, sin exponer la estructura, el andamiaje que sostiene el acto y que permite la vitalidad del pacto entre lo enunciado, cómo se enuncia y el efecto que provoca en quien lo recepciona.

Seguel Vorpahl trabaja para ello con un doble código lo cual le permite ampliar su espectro comunicativo y abordar otras dualidades no menos importantes. Por ejemplo el par best seller/ novela de sillón. Lo paraliterario, propio de una novela de simple distendimiento, lo encontramos en el tipo de narrador que organiza los hechos y la constitución de su voz. Un análisis pragmático revela su registro, el fraseario vernacular y el dinamismo descriptivo lleno de redundancias, exceso de adjetivización y giros esteriotipados propios del melodrama o culebrón, escritura dirigida a un destinatario popular que sólo quiere enfocarse en la intriga y avanzar en la lectura.

Ahora, si atendemos al diseño; a la forma y la consciencia y control que tiene el escritor dentro de su proceso, para plantearse de antemano la necesidad de un narrador como el recién descrito a fin de no hacer hermética su propuesta, nos topamos con la otra faceta del texto, la de un creador con oficio que sabe mimetizarse y jugar con las expectativas de sus hipotéticos y eventuales lectores. El libro en esta medida, se halla plagado de referencias y técnicas para un interprete más aguzado y crítico, se olfatean guiños constantes a Hemingway, a su decálogo, a su estilo parco, a su juego del dato escondido, y a lo mucho que este aprendió de los clásicos rusos y franceses, la intertextualidad brilla desde la primera línea del texto: “El mundo era una fiesta” parafrasea y reformula la voz principal de Cállate viejo ´e mierda. Asimismo, no hay que ignorar el cómo se establecen los vasos comunicantes, como se salta sutilmente de la ficción principal al metatexto, y el modo en que se anexan constantes digresiones dirigidas al oficio y la percepción de un lector/escritor. La obra binariamente compuesta atrapa al lector semántico llamado por algunos ingenuo y desafía al lector semiótico conocido también como crítico.

En la misma medida es importante atender a otro par el fundacionalismo/ universalidad, estas dos caras se contraponen en el texto, a ratos de modo satírico en otras de forme grave, pero siempre manteniendo la caricatura como una crítica al creador atrincherado en su feudo físico y mental de provincia, cerrado olímpicamente al mundo mientras sostiene su aislamiento como una bandera de lucha. La abulia de la capital y la indiferencia a todo lo que no sea parte de su esfera, no se restringe. Por un tema de encuadre, si estamos hablando de un escritor más cerca de otras capitales del mundo que de la suya propia, no podemos soterrar el golpe directo al rostro que Seguel da a la realidad productiva y de difusión literaria, existente en nuestro rincón del continente.

El llamado de atención es tanto para los que se sienten periféricos y se autocompadecen de su situación como para los que están en el ojo del huracán. De esta manera Seguel asume su causa con el escritor mismo, libre de todo chauvinismo y mirada gregaria o sectarista.

Ligado a esto último, otro punto a reseñar, es el de la enciclopedia. Pues el lector informado con respecto al panorama literario del norte grande y en específico de la región, puede entender mejor algunos chistes y señas, como la que se hace en torno a la figura del aspaventoso Gamael Hernández y la dinámica reunión en el círculo de escritores de la ciudad. Una licencia, entre otras referencias a calles, playas y espacios emblemáticos, que sin embargo no pasan más allá del chiste interno, pues como señalé, la doble codificación permite al lector externo y universal, reconocer en aquel personaje con bigotes a lo Dalí a todo pomposo ente de las letras que se da en diversos contextos mundiales y locales, y que a nivel nacional se resume en la imagen de un Pompier magistralmente ideado por Lihn.

La sufrida reunión no se aleja de cualquier prototípico conventilleo de vacas sagradas y las alegorías al pueblo de turno y su patrimonio urbano, forma parte de la ambientación. Si Vargas Llosa delira con Jirón de la Unión y el tetas negras con Paseo ahumada, ¿por qué un narrador nacional no puede trasladar a su público a una pseudo cosmopolita 21 de mayo y las faldas del morro?.

La obra en definitiva, es refrescante dentro de la producción novelística del norte grande, no sólo por la limitada cantidad de títulos que al año se dan a conocer y emergen de esta zona, especialmente dentro de lo que podemos llamar narrativa extensa, sino también por el interés y ambición permanente del autor de explorar en su discurso una gama de oposiciones que van revelando en el contraste de pares tan antiguos y manoseados como la frontera lábil entre ficción/realidad, elitesco/popular, cosmopolitismo/fundacional e incluso escritura/oralidad una vertiente sensible y consciente, de carácter desmitificador capaz de traspasar las barreras de lo que se ha presentado como propuesta de novela que surge desde el norte de Chile y que trata en particular de Arica al no caer en los lugares comunes que limitan entre el abismo de las cuestas y el desierto de la línea de la concordia.

7 comentarios:

auroraines dijo...

Muy bueno tu análisis MNB.
Lo que no entiendo es porque ese título, es por el escritor protagonista de la novela -Espejo y su narrativa paralela-?
Saludos

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Buena crítica, ya la había leído en el blog de Daniel Rojas P.

Ahora a buscar el libro.

Abuela Ciber dijo...

Valio la pena leerlo.

Agrada tu forma de expresión.

Cariños y buena semana

Sandra Figueroa dijo...

Saludos y besos, siempre interesante lo que nos compartes. Cuidate.

Osvaldo Murti dijo...

Buena crítica.!!!!

Ahora a comprar el libro.
Cualquier dato, bienvenido...

Makeka Barría dijo...

Excelente la crítica.
Saludos.

MNB dijo...

HOLA. HE ESTADO CON MUCHO TRABAJO, POR ESO NO LES HE CONTESTADO.

ESTA CRÍTICA A LA NOVELA DE LUIS FUE PUBLICADA POR DANIEL ROJAS PACHAS, POETA Y CRÍTICO LITERARIO PERUANO DE RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL. ACTUALMENTE RESIDE EN ARICA.

GRACIAS POR VENIR. LUEGO LOS VISITARÉ.

ABRAZOS.